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EL CONTROL PERSONAL

El funcionamiento del ser humano tiene múltiples determinantes. Quiere esto decir, que la expresión de una conducta y el comportamiento a lo largo del tiempo, es una resultante de varios factores que interactúan de una forma dinámica. De manera general la personalidad se define, como el conjunto de emociones, pensamientos y conductas, las cuales se encuentra conformadas por dos grandes componentes: el temperamento y el carácter. El temperamento, hace referencia a la parte biológica e instintiva, y se encuentra determinado por la herencia genética.

El segundo elemento, el carácter, son los aprendizajes que vamos adquiriendo en el día a día, la fuente de estos conocimientos, se da en las interacciones que establecemos con el medio externo y primordialmente con lo que en psicología llamamos figuras de identificación. Esta función la cumplen los padres biológicos o sustitutos, los maestros, y los personajes con reconocimiento a nivel social.

Con los planteamientos anteriores, se puede afirmar que toda persona tiene unas características que no son modificables –temperamento-, y otras que se pueden modificar –carácter-. El control personal implica reconocerlas a ambas, y trabajar para potenciar las últimas. Las técnicas de auto control –que así se denominan-, buscan precisamente enseñar una metodología que permita al ser humano ejercer su libertad individual con pleno conocimiento de sus posibilidades. ¿Cuáles son esas técnicas que nos permiten “poner en cintura o en control racional nuestros instintos básicos”?. Las más conocidas son: Yoga; relajación; meditación; sugestión; programación neurolingüística; visualización; aquietamiento mental; mindfulness y trabajo en aspectos de la espiritualidad.


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