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LA MAYOR EMPRESA

Hace más de 25 años escribo una columna que se llama Haz Plural (“Ciber Plural” en el “ciberespacio”) … y se llama así porque SIENTO que somos plurales, SIENTO que nada ni nadie es de un solo color o tono. Y los empresarios también son eso, un mundo plural.

Diez mil millones de pesos es una cifra que, para la mayoría de los seres humanos, es descomunal. Son algo así como 4 millones de dólares ¿qué puede uno sentir frente a personas que han trascendido esas cifras? Trascendido en el sentido de ponerlas en el sitio exacto que le corresponde, el de “circulantes”… el de dinero que debe “circular”… Una persona que llega a ese nivel es alguien que definitivamente logra una máxima espiritual: el desprendimiento en vida de la materia…

Una persona que dice que Dios o el universo le dio una empresa, una enorme empresa, y que esa empresa entonces es de Él y por ende él está listo para que se la quite … no sin nostalgia, pero si con entereza … es otro ser que avanza en el desprendimiento en vida de la materia …

Lo asombroso es que para la mayoría de nosotros, los empresarios son personas dedicadas a producir dinero, riqueza, etcétera… y lo que se descubre es que son plurales… que hay de todos los matices…

Empero, parece haber un sello en el éxito empresarial, asociado a ese desprendimiento de la materia, a esa valoración de lo espiritual, de lo que sÍ trasciende, y es la calidad humana reflejada NO en el trato a las personas que los acompañan en sus empresas, sino en algo más allá: el cariño, en el amor, que se les nota y se les ve con ellos.

Tal vez ésta revista ha llegado a usted para enseñarle que la mayor empresa es esa, la del amor al prójimo, al próximo.


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