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El campo

En el momento de realizar éste escrito rememoro los momentos de mis primeros años de vida, los cuales transcurrieron en las fincas del eje cafetero.

Dichos recuerdos me llevan a las casas de bahareque con teja de barro, corredores de madera y chambranas de macana, patio de tierra y desde los jardines más simples hasta los más hermosos.

Los cafetales con sus árboles que generaban sombra, tales como los guamos, los nogales, los árboles de naranja, limas y limones, los sapotes, los chachafrutos y matas de plátano, banano, yuca y ahuyama; sumado a la presencia de gallinas y vacas; los cuales complementaban la dieta alimenticia.

También es recordar a mi padre y mis abuelos, quienes se dedicaban al cultivo del café y demás labores agrícolas para el sustento de la familia, labores que iniciaban desde muy temprano en la mañana hasta el atardecer. Los días domingo o de mercado, recuerdo que salían temprano en la mañana hacia el pueblo para comprar los víveres, no sin antes en el caso de mis abuelos de asistir a la santa misa.

Pero los mejores recuerdos son los de la infancia, donde se podía jugar en el campo lleno de vegetación y aire fresco, explorar nuevos lugares, subir a los árboles para coger las naranjas, limones, guamas y guayabas -esto sólo se podía en horas de la mañana, ya que después del medio día los mayores no dejaban porque el palo está caloroso y se seca-.

Recuerdo los días de escuela, donde debía ir desde la vereda Bambuco Alto por un camino entre cafetales y atravesar la quebrada por un puente de guadua, luego caminar entre un potrero lleno de vacas para llegar a la escuela de la vereda Fachadas, era novedad para nosotros los niños de esa escuela por allá llegando el siglo XX, los primeros computadores, los cuales sólo eran usados por los profesores y cuidados como las reliquias más preciadas.

Son estos los recuerdos que causan emoción y espíritu con tristeza porque ya mi familia y los allegados han dejado el campo a causa de la desigualdad y la ausencia de oportunidades; lo han hecho por buscar nuevos horizontes o "mejorar la calidad de vida" -texto entre comillas, pues algunos confunden la calidad con dinero y consumismo-.

Tal vez en este momento muchos se sentirán identificados con esa población rural que son sus raíces y mirarán con cierta nostalgia lo que fue y es el campo.

El campo en el cual el campesino trabajador se sigue ganando la vida de la manera más honrada y digna, arando la tierra para dar alimento y vida.

Eso es lo que yo describo como espíritu: recordar las raíces campesinas de las que vengo; mi emoción es decir que soy del campo. Mi sueño es volver al campo.


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