top of page

Finalizando la jornada


Cada fin de año el ser humano vive una sensación contradictoria de fin e inicio. El fin, con el balance normal de lo actuado, encontrado, aprendido, cambiado, cosechado, avanzado, etc; opuesto a lo dejado de hacer, perdido, desaprendido, fracasos, retrocesos. Y el inicio asociado a nuevo, expectativas, propósitos, planes, esperanzas, oportunidades, incertidumbre, desconocido, miedos.

Cada fin de vigencia trae lo mismo y espera lo mismo. Espiritualmente no hay principio ni fin. Nada empieza, nada acaba. Nada nace, nada muere. Es un constante ahora. Es un permanente evolucionar. Ahora es el momento del balance. Ahora, sin pensar en fin de año. Ahora, hoy. Ahora es el momento de iniciar. Siempre ahora. Y del balance lo que necesitamos es lo aprendido y que nos hace conscientes para continuar ahora, el inicio de la existencia. Y es siempre.

Ahora es el momento de perdonarse así mismo y de esta manera, y no de otra, perdonar a otros. Ahora es el momento de mirarse, aceptarse y amarse como es, por lo que es y no por lo que representa; para aceptar y amar a otros, para entender la dimensión del amor.

Ahora es el momento de reconocerse imperfecto, incompleto en permanente proceso evolutivo para reconocer la imperfección de los otros y entender que igual que yo, el otro está viviendo lo mismo que yo y por tanto no cabe calificativo, discriminación, vanidad, señalamiento, crítica, porque yo soy igual que él. Porque igual que yo, el otro está soñando, necesitando, aprendiendo, equivocándose, corrigiéndose, retando la existencia y retándose a si mismo, buscándose, creyendo que hay un mejor mañana, sintiendo que existe algo que no se sabe qué es, pero que ahí está.

… Es el fin – inicio – fin de la jornada … Es entender que el lugar es aquí. Que el tiempo es ahora. Que la persona soy yo. Que los otros son la extensión y complemento de lo soy. Y que eso es lo que importa. Nada más.


Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
bottom of page