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Perderse para verse


Es posible hacerse imágenes que representen Ios sentimientos; la alegría, la tristeza, Ia ira, Ia euforia, se hacen evidentes de manera convencional con rostros cargados de energía. Pero Io que se vive en el interior, Io que va en Io más profundo de cada ser maneja una complejidad a Ia hora de ser representado; u es que si es difícil hacer un análisis personal desde un punto de vista de nariz para adentro, analizar y ver Ia emoción u el espíritu es una tarea de dedicar tiempo u espacio.


La emoción u el espíritu son realidades transparentes en nuestro día a día, son realidades que se viven en lugar de sentirse, y es precisamente por Ia constancia de ellas mismas en nuestro interior, que el pensarse a evaluarse en esos aspectos permite ver esas emociones dentro del espíritu; diferente a los sentimientos, que al ser efímeros, es decir, van u vienen de acuerdo a una situación, no son definibles ni estéticos como Io son las emociones dentro de Ia espiritualidad, que a pesar de ser manipulados por una moral, siempre están ahí.


Desde mi experiencia propia, he intentado ver esa realidad en ciertos acontecimientos importantes en mi vida, tanto buenos como malos. La verdad es que sin importar que tanto le agreguemos a nuestra imagen mental de las vivencias, ellas están presentes, porque se encierran en una burbuja muy grande que se llama vida, en donde hay un circuito inmenso de emociones que trascienden por todo ese espíritu.


Es necesario reconocer qué tan llena está esa burbuja, que tantas cosas tengo guardadas allí; es necesario encontrarse con ese espejo invisible, para poder ver esa realidad transparente u conocer que hay en el interior de esa vivencia; es necesario alejarse, estar en un lugar en donde el único contacto seo uno misma u no Ia manipulación del mundo, verse cara a cara con un mundo distinto, en donde Io único que se vea sea el interior; en cortas palabras: perderse para verse.

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